jueves, 1 de marzo de 2012

La mentira tiene patas cortas



Luego de la nefasta tragedia de Once, Cristina Kirchner no tuvo mejor idea que, durante un tiempo excesivamente prolongado, brillar por su ausencia. Según algunos medios habría sufrido un ataque de estrés ante tremenda exposición de la negligencia y corrupción imperantes en el gobierno que ella preside. Quizás tan sólo estaba tratando de pensar una estrategia para salir de tan enmarañado embrollo. Lo cierto es que, un tiempo después del desastre evitable, Cristina pronunció un discurso sin ninguna autocrítica, poniéndose cobardemente en el lugar de víctima ("yo conozco lo que es la muerte") y negando directamente una parte muy clara y evidente de la realidad: su responsabilidad.

El discurso de Cristina parece hecho a medida para exacerbar el humor de las víctimas. El Estado que te tenía que cuidar y no te cuidó, después de un período de inexplicable silencio, monta un show para desviar las miradas de sus responsabilidades y reduce toda su explicación a "la maldita tarjeta SUBE". ¿Cómo nos sentiríamos en el lugar de las víctimas y de sus familiares?